Los seis modos de toma de decisiones
EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES
La toma de decisiones consta de cuatro etapas: recopilación de datos, procesamiento de la información, elaboración de significados y toma de decisiones, y tres posibles resultados: una reacción, una respuesta o una orientación que nos lleve a un proceso de reflexión. Las cuatro etapas y las tres respuestas se muestran esquemáticamente en la Figura 1, junto con seis modos de toma de decisiones.
Fase 1: Recogida de datos
Recogemos datos de nuestro entorno exterior a través de los sentidos: los ojos, los oídos, la nariz, la boca y la piel (ver, oír, oler, saborear y sentir). La información que recogemos procede de nuestro entorno físico y llega a los órganos sensoriales de nuestro cuerpo físico en forma de ondas electromagnéticas de información. Nuestros ojos no ven colores, sino que perciben diferentes frecuencias de vibración de la luz. Nuestros oídos no oyen sonidos, sino que perciben diferentes frecuencias de vibración del sonido, etc. Estos múltiples flujos de datos en forma de cuantos de energía se envían al cerebro para su procesamiento.
Etapa 2: Tratamiento de la información
El cerebro reúne y sintetiza los datos de los cinco sentidos en patrones de información que la mente puede reconocer. Lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos o sentimos no son los datos que nos llegan a través de los sentidos, ni los patrones de información producidos por el cerebro, sino la abstracción que la mente hace de esta información. La mente da forma a los patrones de información.
Etapa 3: Creación de sentido
El patrón de información producido por el cerebro es utilizado por la mente-cuerpo, la mente-ego y la mente-alma para buscar un recuerdo (memoria del cuerpo, del ego o del alma) que contenga un patrón similar. Cuando se encuentra un patrón similar, se atribuye un significado a la situación y se inicia una reacción, respuesta u orientación que lleva a la reflexión.
Si no hay recuerdos que coincidan, la mente lleva a cabo una búsqueda "difusa" en la mente del yo para encontrar un patrón que tenga características similares (pero no exactamente iguales) al que se está experimentando en ese momento. Cuando se encuentra un patrón, utilizamos la lógica (vínculos con otros patrones que tenemos en la mente) para asignar un significado a la situación.
Dado que los órganos de los sentidos están directamente relacionados con el cerebro, que a su vez forma parte del cuerpo, los paquetes de información son respondidos en primer lugar por el cuerpo-mente-acción que precede al pensamiento; después por el ego-mente-acción que precede o sigue al pensamiento; y, por último, por el alma-mente-acción que sigue al pensamiento, como se muestra en la Figura 2.
Etapa 4: Toma de decisiones
Una vez hecho esto, la mente-cuerpo reaccionará ante una situación basándose en los instintos; la mente-ego reaccionará o responderá a una situación basándose en creencias subconscientes o creencias conscientes, y la mente-alma reflexionará sobre la guía intuitiva o inspiradora que está recibiendo y entonces afirmará o reorientará su posición.
Así, como seres humanos tenemos tres mentes que toman decisiones sobre la satisfacción de nuestras necesidades; tenemos dos conjuntos de necesidades corporales (estabilidad interna y equilibrio externo), siete niveles de necesidades ego/alma (estabilidad interna del ego y del alma-mente) y seis formas de tomar decisiones. Véase el Cuadro 1.
SEIS MODOS DE TOMA DE DECISIONES
Los seis modos de toma de decisiones se describen detalladamente en los apartados siguientes.
Toma de decisiones por instinto
La toma de decisiones basada en el instinto tiene lugar a nivel atómico/celular porque las acciones que surgen se basan en respuestas aprendidas del ADN, principalmente asociadas a cuestiones de supervivencia. Por ejemplo, los bebés saben instintivamente cómo mamar, cómo llorar cuando no se satisfacen sus necesidades y cómo sonreír para obtener la atención que necesitan. Nadie les ha enseñado a hacerlo. Está codificado en su ADN.
En la vida adulta, la toma de decisiones por instinto nos ayuda a sobrevivir y a evitar situaciones peligrosas. También está en la raíz de la respuesta de lucha o huida común a todos los animales. En determinadas situaciones, nuestros instintos pueden llevarnos a poner en peligro nuestra vida para salvar la de otra persona. Los instintos son el principal modo de toma de decisiones de todas las criaturas.
Las principales características de la toma de decisiones basada en el instinto son:
Las acciones siempre preceden al pensamiento: no hay pausa para la reflexión entre la interpretación de una situación y la toma de decisiones.
Las decisiones que se toman siempre se basan en experiencias pasadas, en lo que la historia de nuestra especie nos ha enseñado sobre cómo sobrevivir y mantenernos a salvo. Estas instrucciones están codificadas en la memoria celular de nuestro ADN.
No controlamos conscientemente nuestras palabras, acciones y comportamientos. Ellos nos controlan a nosotros.
La decisión basada en el instinto es una facultad del cuerpo-mente. El cuerpo-mente es donde guardamos las memorias de ADN "institucionalizadas" que mantienen nuestro cuerpo físico a salvo y seguro.
Toma de decisiones basada en creencias subconscientes
En la toma de decisiones basada en creencias subconscientes también reaccionamos a lo que ocurre en nuestro mundo sin reflexionar, pero basándonos en recuerdos personales en lugar de en los recuerdos institucionalizados de nuestra célula (ADN). En este modo de toma de decisiones, la acción también precede al pensamiento. La acción suele ir acompañada de la liberación de una carga emocional.
Sabrás cuándo las creencias subconscientes basadas en el miedo están dominando tu toma de decisiones si te sientes impaciente, frustrado, molesto o enfadado. Cuando experimentas estos sentimientos, estás lidiando con algunas necesidades carenciales del ego que nunca se han resuelto. Tus reacciones y emociones están siendo desencadenadas por una situación del momento presente que te está haciendo recordar una situación no resuelta del pasado en la que no conseguiste satisfacer tus necesidades.
Cuando experimenta emociones cargadas de positividad, como la alegría y la felicidad, está recordando momentos de su pasado que le ayudaron a satisfacer sus necesidades carenciales. Por ejemplo, una foto de alguien a quien no ha visto en mucho tiempo o el sonido de su voz pueden desencadenar lágrimas de alegría y felicidad. Tus reacciones y emociones están siendo desencadenadas por una situación del momento presente que te está haciendo recordar un recuerdo positivo del pasado.
Las principales características de la toma de decisiones basada en creencias subconscientes son:
Las acciones siempre preceden al pensamiento: no hay espacio para la reflexión entre la interpretación de la situación y la toma de decisiones que precipita la acción.
Las decisiones que se toman siempre se basan en experiencias pasadas, en lo que la historia personal nos ha enseñado sobre el mantenimiento de la estabilidad interna y el equilibrio externo en el marco de la existencia de nuestra infancia. Esta historia está almacenada en nuestra memoria personal.
No tenemos el control de nuestros actos y comportamientos. En este modo de toma de decisiones, la única manera de volver a controlar conscientemente nuestros actos es liberar o embotellar las emociones. La liberación nos ayuda a volver a la racionalidad. Embotellar aumenta la presión.
Es muy personal. No consultamos a otras personas para que nos ayuden a dar sentido a nuestras decisiones.
La toma de decisiones subconsciente basada en el miedo se produce en los tres primeros niveles de la conciencia personal y siempre se trata de intentar satisfacer las necesidades de carencia percibidas por nuestro ego.
Toma de decisiones consciente basada en creencias
Si queremos tomar decisiones racionales, tenemos que dejar atrás la toma de decisiones subconsciente basada en creencias y pasar a la toma de decisiones consciente basada en creencias. Tenemos que hacer una pausa entre el acontecimiento y nuestra respuesta a él. La pausa nos da tiempo para reflexionar y utilizar la lógica para entender lo que está pasando y elegir cómo responder. Al hacer una pausa, también tenemos tiempo para hablar de la situación con otras personas y pedir consejo sobre la mejor manera de satisfacer nuestras necesidades.
Las principales características de la toma de decisiones consciente basada en creencias son:
El pensamiento precede a la acción: intercalamos una pausa entre un acontecimiento y nuestra respuesta al mismo para poder utilizar la lógica y obtener asesoramiento con el fin de determinar la mejor manera de satisfacer nuestras necesidades.
Las decisiones que se toman se basan en experiencias pasadas y en lo que la historia personal ha enseñado sobre el mantenimiento de la estabilidad interna y el equilibrio externo en la infancia y la edad adulta. Tomamos decisiones basándonos en lo que creemos saber.
Tenemos el control de nuestras acciones y comportamientos.
Podemos consultar a otros para apoyar y mejorar nuestra toma de decisiones.
La toma de decisiones consciente basada en creencias tiene algo en común con la toma de decisiones subconsciente basada en creencias: utiliza información del pasado (creencias sobre lo que creemos saber) para tomar decisiones sobre el futuro. Por eso, el futuro que creamos suele ser sólo una mejora incremental del pasado.
Toma de decisiones basada en valores
El cambio de la toma de decisiones basada en creencias conscientes a la toma de decisiones basada en valores no es fácil. Tenemos que individuarnos (establecernos en el nivel de transformación de la consciencia) y desarrollar una mente autoautora antes de poder dar este salto: necesitamos ser viables e independientes en nuestro marco de existencia antes de que la toma de decisiones basada en valores esté disponible para nosotros de forma plena y natural.
La razón por la que el cambio de la toma de decisiones basada en creencias a la toma de decisiones basada en valores requiere individuación es que antes de la individuación damos sentido a nuestro mundo a través de nuestras creencias, y la mayoría de estas creencias tienen que ver con nuestra educación personal y cultural. El proceso de individuación implica examinar estas creencias y desprendernos de las que no nos sirven. Al desprendernos de estas creencias, desarrollamos un nuevo sistema de orientación basado en nuestros valores más profundos. Los valores son el sistema de guía universal del alma. Cuando cambias a una toma de decisiones basada en valores, puedes deshacerte de tus reglas. Cada decisión que tomas se basa en lo que tiene un significado profundo para ti.
La toma de decisiones basada en valores nos permite crear un futuro que resuene profundamente con lo que realmente somos. Crea condiciones que permiten que florezcan la autenticidad y la integridad. Esto no quiere decir que no haya lugar para la toma de decisiones basada en creencias conscientes o en la lógica y el pensamiento racional. Lo hay. Sin embargo, todas las decisiones críticas que necesitamos tomar deben pasar la prueba de los valores.
Las principales características de la toma de decisiones basada en valores son:
El pensamiento precede a la acción: reflexionamos sobre los valores que creemos que nos permitirán satisfacer nuestras necesidades y tomamos decisiones en consecuencia.
Las decisiones que se toman no se basan en experiencias pasadas. Se basan en el futuro que queremos crear.
Tenemos el control de nuestras acciones y comportamientos.
Podemos consultar a otros para apoyar y mejorar nuestra toma de decisiones.
Tomamos decisiones basadas en valores para crear conscientemente el futuro que queremos experimentar. Por ejemplo, si valoramos la confianza, debemos tomar decisiones que nos permitan mostrar confianza. Si valoramos la responsabilidad, entonces tomamos decisiones que nos permiten mostrar responsabilidad.
Toma de decisiones basada en la intuición
El cambio de la toma de decisiones basada en valores a la toma de decisiones basada en la intuición se desarrolla con el tiempo, una vez que el centro de gravedad de tu conciencia se ha desplazado de tu ego a tu alma. La intuición surge de la profundización de la conexión con el alma. Éste es uno de los atributos de una mente autotransformadora. Alcanzamos este nivel de conciencia después de haber completado nuestra propia cohesión interna y habernos convertido en un individuo autorrealizado. La intuición nos permite acceder a nuestra propia inteligencia más profunda y a la inteligencia colectiva de un grupo más amplio.
Las principales características de la toma de decisiones basada en la intuición son las siguientes:
La conciencia se expande a través de un cambio en nuestro sentido de identidad/conciencia.
Se suspende el juicio: no se produce ninguna elaboración de significado, ni inconsciente ni conscientemente.
La mente está vacía: se suspenden los pensamientos, las creencias y las agendas.
La mente es libre para sumergirse en el espacio mental del inconsciente colectivo y emerger con una profunda sensación de conocimiento.
Los pensamientos que surgen reflejan sabiduría y están alineados con tus valores más profundos.
En la toma de decisiones basada en la intuición no hay un intento consciente o subconsciente de dar sentido a las cosas , ni de centrarse en el pasado o el futuro. Aceptas lo que es, sin juzgarlo. La decisión intuitiva surge de tu presencia en el momento actual. Las creencias nos llevan a tomar decisiones basadas en experiencias pasadas. Los valores nos llevan a tomar decisiones basadas en los sentimientos positivos que queremos experimentar ahora y en el futuro. Cuando estamos totalmente presentes en una situación sin juzgarla, creamos las condiciones que permiten a nuestra mente acceder al espacio mental colectivo, y nuestra intuición nos informa de lo que queremos o necesitamos que surja. Esta es la base de la Teoría U utilizada para la toma de decisiones colectivas, descrita por Senge, Scharmer, Jaworski y Flowers en Presence: El Propósito Humano y el Campo del Futuro. (2)
Toma de decisiones basada en la inspiración
La inspiración es la forma en que recibimos en nuestra mente los impulsos del alma. La inspiración es siempre muy personal y directiva. Se refiere a lo que tienes que hacer. Es un pensamiento persistente que no se va o es el siguiente paso que tienes que dar en una actividad centrada en el alma. Seguirá incitándote a actuar hasta que hagas algo al respecto. El propósito de la inspiración es ayudarte a cumplir el propósito de tu alma. La inspiración es diferente de la intuición. La intuición no es directiva. La intuición es una idea o percepción que aparentemente surge de la nada en un momento determinado y que proporciona una solución a un problema. La intuición puede describirse mejor como un momento "eureka", mientras que la inspiración se describe mejor como una guía para permanecer en un estado de "flujo".
Cuando sigues recibiendo un pensamiento persistente impulsado por el alma acerca de una acción o dirección que necesitas tomar, y no sigues esta directiva, eventualmente habrá consecuencias emocionales, usualmente en forma de melancolía o depresión.
La depresión surge de una falta de alineación de las motivaciones de tu ego con las motivaciones de tu alma. Cuando las necesidades del ego tienen prioridad sobre las necesidades del alma durante un largo periodo de tiempo, empezarás a sentir los síntomas de la melancolía y después de la depresión.
Las principales características de la toma de decisiones basada en la inspiración son las siguientes:
El pensamiento parece surgir de la nada,
El pensamiento es persistente,
El pensamiento está vinculado a las acciones que debe emprender,
No seguir tu inspiración tiene consecuencias.
Recordarán que en el prefacio de este libro hablé de mi "vocación" de escribir un libro sobre liderazgo. Fue una inspiración en acción. Cuando empecé a escribir el libro, a menudo me encontraba en la corriente. Las ideas y las percepciones no dejaban de inundar mi mente. Cuando me atascaba al escribir, le pedía a mi alma que me guiara. Le decía: "Necesito ayuda". Si me sentía realmente atascada, le decía con voz exigente: "Oye, alma, mueve el culo y ayúdame". Siempre en menos de 24 horas, otra intuición perfecta aparecía en mi mente. Y volvía a fluir. Creo que este libro se escribió solo. Dejé que mi vida se mezclara con mi trabajo y me abrí a la inspiración. Recuerdo períodos en los que no podía detener el flujo. Las palabras salían sin pensar ni editar.
CONCLUSIONES
Estos seis modos de toma de decisiones humanas, o más exactamente, formas de dar sentido y llegar a una decisión, son todos sistemas de apoyo evolutivos que han evolucionado para proteger la integridad del cuerpo, el ego y el alma. Cada modo de toma de decisiones está naturalmente adaptado para permitirnos manejar niveles crecientes de complejidad en el mundo que nos rodea y mejorar nuestra capacidad de respuesta. A medida que avanzamos a través de estas seis etapas de toma de decisiones y de los Siete Niveles de Conciencia®, nuestro modo de funcionamiento cambia de una mente socializada (de niño a adulto) a una mente autodidacta (de adulto a adulto maduro) y a una mente autotransformadora (de adulto con alma a anciano).
Cuando somos bebés, confiamos en los instintos de nuestro cuerpo-mente para ayudarnos a sobrevivir: una vida sencilla con los padres (Nivel 1 de consciencia).
Cuando somos niños pequeños, confiamos en las creencias subconscientes de nuestra mente socializada para que nos ayuden a mantenernos a salvo aprendiendo a conformarnos con una vida relativamente sencilla con padres, hermanos y familia extensa (Nivel 2 de consciencia).
Como niños mayores, dependemos de las creencias subconscientes y conscientes de nuestra mente socializada para navegar por el mundo en el que vivimos y diferenciarnos de los demás: una vida más compleja con padres, hermanos, miembros de la familia extensa y compañeros no familiares (Nivel 3 de consciencia).
Como adultos, confiamos en las creencias y valores conscientes de nuestra mente autoautora para individuarnos y empezar a entrar en nuestro auténtico yo, una vida significativamente más compleja con miembros de la familia, compañeros no familiares y jefes (Nivel 4 de conciencia).
Como adultos maduros, confiamos en los valores y creencias conscientes de nuestra mente autoautora para autorrealizarnos y convertirnos plenamente en quienes realmente somos: una vida muy compleja con nuestra propia familia, padres, hermanos, familia extensa, compañeros no familiares, jefes y subordinados (también conciencia de Nivel 5).
Como adultos infundidos por el alma, confiamos en los valores y la intuición de nuestra mente autotransformadora para integrarnos con otras personas que comparten valores similares y una visión común, una vida aún más compleja con nuestra propia familia, padres, hermanos y familia extensa, compañeros no familiares, jefes, subordinados y grupos de socios (Nivel 6 de conciencia).
Como ancianos, confiamos en la intuición y la inspiración de nuestra mente auto-transformadora para servir a la humanidad; esto es lo más complejo que se puede hacer con nuestra propia familia, padres, hermanos, familia extensa, compañeros no familiares, jefes, subordinados, grupos asociados, la humanidad y el planeta, así como con las generaciones futuras (nivel 7 de consciencia).
Los instintos nos apoyan desde el momento en que nacemos. Dependemos de ellos para navegar los dos primeros años de vida hasta que aprendemos a hablar.
Las creencias subconscientes nos ayudan a mantenernos a salvo y a sobrevivir durante la infancia, una vez que hemos desarrollado la capacidad de hablar y antes de haber desarrollado todas las capacidades cognitivas de nuestra mente. Las creencias conscientes toman entonces el relevo como principal modo de toma de decisiones.
Cuando empezamos a individualizarnos, necesitamos un nuevo sistema de guía para tomar decisiones que no se basen en las creencias condicionadas por los padres y la cultura que aprendimos durante nuestros años de formación. Es entonces cuando entran en juego los valores del alma. Los valores son el sistema de supervivencia del alma. El alma utiliza los valores para proteger su integridad.
A medida que crecemos y nos desarrollamos en la conciencia del alma, primero aprendemos a utilizar los valores para apoyar nuestra toma de decisiones; después aprendemos a aprovechar nuestra intuición y, por último, aprendemos a seguir nuestra inspiración. La inspiración es el modo de tomar decisiones que nos permite cumplir nuestro destino. La personalidad infundida por el alma opera a partir de valores, utiliza la intuición y se guía por la inspiración.
FUENTES
1 En esta tabla he separado específicamente las necesidades fisiológicas del cuerpo del modelo de los Siete Niveles de Conciencia®. En la derivación original del modelo, incluí estas necesidades en el nivel de supervivencia de la conciencia.
2 Peter Senge, C. Otto Scharmer, Joseph Jaworski y Betty Sue Flowers, Presence: Human Purpose and the Field of the Future, The Society for Organisational Learning, Cambridge, 2004.